Pokerface o cara roja -
Saber cuándo dejar de fumar cuando estás por delante
Suponemos que como jugador de póker conoces las acciones básicas que puedes
realizar: retirarte (fold), apostar (bet), pasar (check), igualar (call) y
subir (raise). Nos gustaría no obstante, describir cuándo son aquellas
situaciones en las que se aconseja retirarse. En las apuestas de póker siempre
es bueno ser tenaces y mantener la conocida pokerface, sin embargo, es propio
de un buen jugador saber cuándo toca hacer una retirada.
Como todos los jugadores de póquer sabéis, podemos retirarnos en cualquier
momento de la partida, para no apostar en dicha ronda o dejar de hacerlo en
cierto punto de ella, siempre que sea nuestro turno. En otras palabras,
consiste en abandonar la mano y renunciar a toda posibilidad de ganar el bote.
Pero no malentiendas, no queremos enseñarte a no ganar, la retirada en muchas
ocasiones no supone una derrota, sino adelantarnos a que esta se produzca de
manera inevitable.
En las
apuestas de póker o casino es bastante
común tanto entre los jugadores noveles como en los experimentados (cada uno
por diferentes razones), no saber cuándo retirarse a tiempo. Aparte de
complejas teorías estratégicas sobre cuándo realizar tus apuestas y cuándo
retirarte cuando consideras que estás en ventaja, hay consejos básicos que
podemos seguir siempre desde un primer momento:
Medir tus posibilidades ante tus oponentes. Uno de los primeros pasos lógicos,
además de ser consciente de tus habilidades como jugador, es la de analizar la
de tus compañeros de juego. Si estos son superiores, y lo sabemos de antemano
o lo observamos en cierto punto de la partida, es considerable retirarse a
tiempo. Aunque es cierto que en el póker siempre está presente el azar, la
destreza de los jugadores envuelve buena parte del desarrollo de una partida.
El consejo es: no arriesgues demasiado cuando tus cartas no son extremadamente
favorables ante rivales experimentados; retírate y asegura cuando crees que
tus cartas son buenas (hay que aprovechar y agradecer las rachas o golpes de
suerte) o no arriesgues más allá de lo apostado cuando el juego excede tu
nivel de control. Correr riesgos para conseguir grandes botes es
imprescindible, pero evitar grandes pérdidas cuando advertimos un gran peligro,
es más que aconsejable.
Por otro lado, es que no debemos empeñarnos ciegamente en ganar una partida,
seguir apostando de manera ansiosa por ganar a toda costa cuando:
- hemos acabado con el dinero que
teníamos presupuestado para nuestras apuestas al póquer. Marcarnos un
presupuesto o un límite de ganancias y pérdidas nos ayuda a seguir un juego
cabal de acuerdo a nuestro bolsillo.
- hemos perdido varias manos seguidas,
estamos cansados o simplemente sabemos que no estamos dando lo mejor de
nosotros mismos…
- intentamos rápidamente recuperar el
dinero perdido en una mano de mala suerte tras varias de buena. El estado
emocional no es nada seguro (on tild), y la impaciencia por recuperar el
dinero, puede llevar a arriesgar de manera incontrolada y arbitraria.
En conclusión, aconsejamos jugar de manera responsable, siempre controlar
nuestra estrategia y las posibilidades con las que nos manejamos para
desarrollarla con nuestras cartas. No apostar más de lo que se tiene, ni
arriesgar más de lo necesario en situaciones de: falta de fondos, sumirse en
estado de ansiedad y descontrol del juego, superar las ganancias prefijadas…
No se ha de perder nunca de vista que se trata de un juego y que en ocasiones,
la pericia y buenas habilidades de un experimentado jugador se demuestran al
saber cuándo realizar sus retiradas. No olvides que la retirada no es darse
por vencido, sino que es parte de la estrategia y puede asegurarte grandes
ganancias y evitarte pérdidas.